EL DIA QUE LA PATRIA GRANDE LE DIJO NO A LOS YANQUIS
El 5 de noviembre se cumplieron 19 años de la IV Cumbre de las Américas donde la Patria grande hizo naufragar el ALCA, el proyecto de libre comercio que quería imponer EEUU. Un proyecto que comenzó a prepararse en 1994 en pleno auge neoliberal, naufragó en la IV Cumbre de las Américas, realizada en 2005 en Mar Del Plata, gracias a la decisión firme de Kirchner, Chávez y Lula
El proyecto del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) materializaba un objetivo estratégico para EEUU, que era sostener la Unipolaridad norteamericana, nacida de la crisis y decadencia de la unión Soviética, y frente al posible ascenso de otros bloques como el europeo o el asiático que pudieran hacerle frente. Con el ALCA la política norteamericana pretendía afianzar bajo su injerencia un bloque regional que colaborara a sus intereses comerciales y geopolíticos, en un contexto donde empieza a aparecer el agotamiento unipolar y el surgimiento multipolar.
Además, EEUU, afrontaba un desbalance económico y financiera, caracterizada por un desequilibrio de la su balanza comercial, y un aumento de su deuda, empujada por el sideral aumento del gasto militar que desde 2001 implicaba la ocupación militar de Afganistán y luego Irak. Así, el ALCA planteaba como eje central la conformación de un mercado integrado en la región para la “libre competencia”, que en realidad la garantía de circulación, comercialización y acceso a recursos energéticos necesarios para el complejo económico bajo su influencia.
Cruje el consenso de Washington
Sin embargo, para 2005, el programa nacido del consenso de Washington en 1989 tambaleaba en América Latina. Los resultados de la década neoliberal, que implementó los postulados del consenso, provocaron un mayor endeudamiento externo, pérdida de entramado industrial, desocupación y crecimiento exponencial de la pobreza.
Las premisas centrales de este proyecto, adoptado a nivel global como política hegemónica tras el fin de la guerra fría, disimulados en conceptos en apariencia inocuos, eran la garantía de liberación financiera, de liberación del tipo de cambio sin injerencia del estado, así como una reducción del mismo. En definitiva, el retiro del estado como organismo regulador de la economía y como garante del bienestar social, dejando la economía librada al capital extranjero (privatización de recursos, servicios y empresas públicas) y la especulación financiera.
Síntomas de la crisis definitiva del modelo del consenso de Washington, fueron la creciente resistencia popular. América Latina protagonizó grandes jornadas de resistencia, catalizando la crisis del modelo dominante sobre finales del S. XX: caracazo y rebelión encabezada por Chávez en Venezuela, levantamiento de Chiapas en 1994, nuestro Argentinazo en el 2001, son sólo algunos ejemplos de una realidad que se hizo incontenible.
A nivel político, estos procesos incluyeron una profunda crisis de representación, que dieron lugar a nuevos gobiernos que expresaron las demandas populares, Chávez en Venezuela (1999) , Lula en Brasil y Kirchner en Argentina, ambos en 2003, sumándose poco después Evo Morales en Bolivia o Correa en Ecuador.
“También Es justo que nos respeten” (Néstor Kirchner)
Estas fueron las palabras que le espetó Néstor Kirchner a las delegaciones de EEUU y Canadá cuando al cierre de la última jornada de la Cumbre, quisieron forzar un documento a favor del ALCA, desoyendo las voces firmes de los países del bloque MERCOSUR, más Venezuela. La tónica dominante de los nuevos gobiernos nacidos de la crisis de fines de S. XX, fue el rechazo a las políticas neoliberales emanadas del consenso de Washington.
Tanto Chávez, como Lula y Kirchner representaron el descontento social impulsando políticas de fuerte contenido soberanista y social, apuntando a la recuperación del empleo, el valor de los salarios, el desendeudamiento y control soberano de los recursos.
Dispuestos a cumplir con ese mandato popular, tejieron hábilmente en la Cumbre de las Américas el rotundo NO al Alca, acompañados por una impresionante movilización popular que llegó a la Ciudad de Mar del Plata para celebrar la (contra) Cumbre de los pueblos.
También para las organizaciones esta cumbre significó el corolario de largos años de resistencia y lucha contra las políticas neoliberales y contra la injerencia norteamericana y de organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial.
Venían articulándose en la última década en distintos foros y encuentros, Centrales sindicales, organizaciones sociales, de derechos humanos, entre los que podemos nombrar la Alianza social Continental, el Foro Social Mundial de Sao Pablo y la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, de la que participaban tanto la CGT como la CTA en nuestro país.
Todas confluyeron en la III Cumbre de los pueblos, realizada en los días previos al inicio de la IV Cumbre de las Américas donde se discutiría el ALCA, con la presencia del entonces presidente norteamericano Bush. La cumbre de los pueblos cerró con un acto imborrable en la lucha de los pueblos de la Patria Grande, sindicatos y organizaciones políticas y sociales ovacionaron las palabras de Hebe, Fidel, Maradona y aquella célebre arenga de Hugo Chávez: «ALCA, ALCA, al Carajo»
El documento final expresaba con toda claridad: “El gobierno de Estados Unidos no se conforma con avanzar las piezas del rompecabezas de su dominación en el continente. Insiste en acomodarlas en un marco hegemónico único y no ha renunciado al proyecto del ALCA. Ahora, junto con sus gobiernos incondicionales, viene a Mar del Plata con la pretensión de revivir el cadáver del ALCA, cuando los pueblos han expresado claramente su rechazo a una integración subordinada a Estados Unidos (… ); lo concreto es que sus ofrecimientos perpetúan un modelo que ha hecho cada vez más miserable e injusto a nuestro continente, que posee la peor distribución de la riqueza en el mundo»
Histórica Cumbre
A la Cumbre Argentina, Brasil y Venezuela, con el apoyo de Paraguay y Uruguay, llegaron con una estrategia común, rechazar el ALCA, poniendo en el centro de la discusión el trabajo y el fin de la subordinación a políticas pensadas desde afuera. Allí, Chávez, Lula y Kirchner llevaron la batuta, planteando con firmeza hasta el final el rechazo al ALCA, frente al indisimulable fastidio del Presidente Bush.
Un pasaje del discurso de Néstor Kirchner en el plenario, refleja la vigencia que tiene aquella discusión en el presente:
«Son los hechos los que indican que el mercado por sí sólo no reduce los niveles de pobreza…Los resultados de las políticas que criticamos son los que se vieron reflejados en la crisis argentina de 2001 y en la caída de varios gobiernos democráticos de la región… Es entonces la experiencia regional y no la teoría de las burocracias de los organismos multilaterales la que demuestra que lo aconsejable es dejar que, en un marco de racionalidad, cada país pueda elegir su mejor camino para el desarrollo con inclusión social… Una nueva estrategia de desarrollo tiene que apuntar a obtener fuentes de recursos que deriven del esfuerzo y trabajo diario de nuestros ciudadanos. Necesitamos crear, producir, exportar bienes y servicios, innovaciones científico técnicas y creaciones culturales.
De la fe ciega y excluyente en el mercado, el objetivo aconsejado o impuesto de reducir o minimizar el rol de los gobiernos, hacer desaparecer al Estado y avanzar en la degradación de la política, debemos pasar a la generación de una nueva estrategia de desarrollo de crecimiento sustentable, con equidad, calidad institucional, ejercicio de la representación, el control y la participación ciudadana”.
El NO AL ALCA significó un histórico triunfo por la libertad soberana de los Pueblos de la patria Grande, un límite a las políticas que ya nos llevaron en reiteradas ocasiones en la historia a debacles sociales cada vez más profundas, así como a la pérdida de nuestra dignidad soberana. Hoy, cuando esas mismas políticas que entraron en crisis se reinstalan en nuestro país y en varios países de la región, debemos tomar estos ejemplos apenas lejanos en la historia, como impulso para la lucha por la emancipación y libertad de nuestros pueblos.