Memoria y un legado como bandera: la Educación Pública se defiende
La noche de los Lápices designa uno de los tantos crímenes atroces de la última dictadura militar. Condensa los hechos ocurridos en septiembre de 1976, con epicentro en la Ciudad de La Plata, cuando un 16 de setiembre fueron secuestrados y desaparecidos 6 estudiantes militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios.
Esa noche patotas al mando del genocida general Camps secuestraron a Claudia Falcone, Francisco López Montaner, con 16 años y del Colegio de Bellas Artes, María Clara Ciocchini de 18 años y ex alumna de la Escuela Normal Superior de Bahía Blanca, Horacio Ungaro de 17 años y Daniel Racero 18 años de la Escuela Normal Nº 3.
El día anterior fue secuestrado Claudio de Acha de 18 años, del Colegio Nacional de la UNLP, que se sumaban a otros estudiantes secundarios que ya habían sido secuestrados por la dictadura, en su intento de desarticular la organización y lucha estudiantil.
Los 6 que fueron secuestrados esa noche, son llevados a distintos centros clandestinos de detención -el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y Arana- donde fueron torturados y desaparecidos, integrando la lista de 30 mil compatriotas desaparecidos por la dictadura genocida.

La lucha de los estudiantes de la Noche de los Lápices
Los años de dictadura y proscripción que siguieron al Golpe de la Fusiladora en 1955, estuvieron signados por una creciente movilización y activismo popular, donde el movimiento estudiantil tanto universitario como secundario fue creciendo al calor de la lucha por la recuperación democrática y contra las políticas autoritarias e intervencionistas de los gobiernos de la autodenominada Revolución Argentina, tras el derrocamiento de Illia en 1966.
Todos estos años estuvieron jalonados por un creciente activismo y crecimiento político estudiantil que participó activamente de la resistencia a la dictadura y el triunfo democrático en 1974.
A nivel de políticas educativas, el ciclo inaugurado con el Golpe del 55, tuvo como constante el deterioro de la formación técnica y el viraje dado a la Universidad Obrera quitándole todo componente sindical. Sin dudas la mayor afrenta vino con Onganía y sus sucesores, que implementaron un plan de intervenciones, persecución y represión que el estudiantado sufrió especialmente. Universidades intervenidas, cesantías de profesores, persecución ideológica y política, disolución de los Centros de estudiantes y prohibición del gremialismo estudiantil, implementación de exámenes de ingreso restrictivos.
Fue la época en que se forjó una nueva unidad obrero estudiantil, en la que Agustín Tosco jugó un importante papel. Nuestra sede sindical se colmaba de estudiantes que realizaban sus asambleas, debates y también las clases para afrontar los restrictivos exámenes del onganiato.
Durante estos años fue catalizando un poderoso movimiento estudiantil que confluyó con los sindicatos y amplios sectores en las históricas jornadas de resistencia de aquellos años, como el Cordobazo.
La fuerza de la movilización estudiantil continuó tras la recuperación democrática de 1974, enfrentando varias políticas del último tramo del gobierno de Isabel en 1975, cuando ya se preparaba el golpe de estado.
Los crímenes del 16 de septiembre de 1976 se inscriben en una histórica lucha de los estudiantes secundarios de La Plata por el boleto estudiantil secundario (BES), que logró en septiembre de 1975, cuando el Consejo Deliberante de La Plata lo aprueba.
En agosto de 1976, la dictadura anula el BES, lo que motiva la organización de protestas del movimiento estudiantil, y la represión de los genocidas.
Los responsables de estos crímenes fueron juzgados en 2020, 10 represores recibieron sentencia perpetua en 2024, en tanto Capms y Etchecolaz (ya condenado por lesa humanidad) murieron antes de la sentencia.

Ayer y hoy: movilización a 49 años de un símbolo de la lucha estudiantil
Hoy a 49 años de aquel crimen de estado, la coyuntura presenta un nuevo resurgir del movimiento estudiantil en defensa de la educación pública. Como en aquellos años de la resistencia, como en los 90 con las históricas tomas universitarias y secundarias y las carpas blancas, sonó fuerte el grito en defensa de la educación pública.
Desde asumido, el gobierno de La Libertad Avanza, no ha hecho más que desfinanciar y vaciar la educación en todos sus niveles, junto a la difusión de una campaña de constante desprestigio y estigmatización de la educación pública. Degradó el Ministerio de Educación a Secretaria, eliminó el FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docente), y otros financiamientos educativos federales, además se suspendió la aplicación de la ley de financiamiento educativo, ciencia y tecnología, y de educación técnico profesional, sin obra pública todas las obras de infraestructura y mantenimiento queda en manos de la provincias, a las que también se recortaron los fondos. A esto se le suma el desfinanciamiento Universitario.
Esta semana tuvo a los estudiantes en las calles por partida doble, con dos grandes movilizaciones que linkearon memoria, verdad y justicia con la lucha por la educación pública frente al ajuste y vaciamiento del gobierno de Milei, comandado por el FMI.
El martes 16, la movilización por los 49 años de las Noche de los Lápices se hizo sentir en Córdoba, congregando a gran cantidad de pibes secundarios, con sus centros de estudiantes, agrupaciones y Federaciones, rodeados de organizaciones sociales, sindicatos y espacios nucleados en la Mesa de Trabajo por los derechos humanos.
La movilización que se desplegó entre Cañada y la Plaza de la Intendencia, llevó por lema «Con la memoria de los lápices, un pueblo por la educación», recuperando y honrando un legado de lucha como bandera para defender escribir un nuevo capítulo en la defensa de la educación pública.