NUNCA MÁS es NUNCA MÁS

El 22 de abril se cumplirán 39 años del inicio del proceso judicial que culminó casi 8 meses después, con una ejemplar condena a los excomandantes de las juntas militares que llevaron adelante un plan sistemático de secuestro y muerte en todo el territorio argentino entre 1976 a 1983.

El llamado “juicio a las juntas” fue un acontecimiento inédito y de especial significación que dejó como mensaje un NUNCA MÁS al terrorismo de Estado, NUNCA MÁS que reafirmamos a 40 años de la recuperación de la democracia.

En ese abril de 1985, Luz y Fuerza de Córdoba, entonces conducido por Sixto Ceballos, siguió atentamente el juicio como todo el Movimiento Obrero.

No olvidemos que nuestro Sindicato además de haber estado intervenido, sufrió la desaparición de los compañeros Alberto Caffaratti, Hernán Vives, Tomás Carmen Di Toffino y José Brizuela.

Ni bien recuperada la democracia, el presidente Raúl Alfonsín encomendó a las Fuerzas Armadas el juzgamiento de los dictadores responsables de delitos de lesa humanidad durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”. El decreto 158 del 28 de diciembre de 1983 establecía:Sométase a juicio sumario ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a los integrantes de la Junta Militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24 de marzo de 1976 y a los integrantes de las dos juntas militares subsiguientes…”.

Como la institución militar fue renuente, el juicio finalmente fue llevado adelante por un tribunal civil luego de la reforma del Código de Justicia Militar.

El proceso judicial estuvo a cargo de un tribunal de seis jueces y se extendió 17 semanas, finalizando el 9 de diciembre de aquel año. Previo al comienzo del proceso, el presidente Alfonsín había creado la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que recogió testimonios de sobrevivientes y familiares que reconstruyeron la maquinaria de secuestro, tortura y desaparición de personas urdida por el régimen.

Entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985 se desarrollaron las audiencias públicas donde declararon 839 personas, entre ellos ex detenidos, familiares de las víctimas y personal de las fuerzas represivas. La ciudadanía siguió las noticias del juicio por radio, ya que no se pudo transmitir en vivo por TV debido a las presiones militares y de otros sectores de la sociedad. Los testimonios, escalofriantes, expusieron el horror del aparato clandestino de represión y crímenes, que trató de ser disimulado por la defensa de los ex jefes militares, que básicamente argumentó que se había tratado de una guerra antisubversiva y que el accionar develado debía ser tomado como “circunstancias inevitables de una guerra”.

Por la cantidad de delitos constatados, el fiscal Julio César Strassera apeló a un mecanismo utilizado por el Consejo Europeo de Derechos Humanos, sobre la base de casos paradigmáticos. La fiscalía presentó 709 casos, de los cuales el tribunal decidió examinar 280.

El veredicto del tribunal condenó a reclusión perpetua a Jorge Rafael Videla y Emilio Massera y penas de menor severidad para Roberto Viola, Armando Lambruschini y Orlando Agosti.

Fueron absueltos Leopoldo Galtieri, Rubén Graffigna, Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo, y años más tarde condenados por su actuación durante los “años de plomo”.

Temiéndose por la desaparición de las pruebas documentales, ya que la democracia aún era frágil, en 1988 el abogado Bernardo Beiderman ideó un operativo secreto para preservar los videos del juicio. El material fue llevado fuera del país y a través de un acuerdo con el Parlamento noruego se guardó en una bóveda antinuclear junto al texto original de la Constitución de Noruega.

Recordemos que en octubre de 1989 y en diciembre de 1990, Carlos Menem indultó por decreto a los excomandantes de la represión, entre ellos Menéndez, pero durante la presidencia de Néstor Kirchner, los decretos fueron anulados por un fallo de la Corte Suprema en 2010, ordenándose que los condenados cumplieran las penas impuestas.

En septiembre de 1985 la fiscalía brindó los alegatos acusatorios que hoy son parte de una pieza histórica de Memoria, Verdad y Justicia.