El obispo de los pobres, asesinado por la dictadura

El 4 de agosto de 1976, Enrique Angelelli fue asesinado por la dictadura que simuló su muerte como un «accidente automovilístico».
Antes de ser obispo de La Rioja, a principios de los ‘60 fue designado obispo auxiliar de Córdoba por el papa Juan XXIII, donde se formó en contacto con obreros y marginados, en oposición a la jerarquía eclesiástica. Enrolado en el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, Angelelli se caracterizó por ser un encendido luchador por los pobres y por la justicia social, pero también demostró agallas al denunciar la desaparición de personas y el terrorismo de Estado.
En sus homilías dejó en claro que no iba a ser cómplice, como muchos dentro de la Iglesia Católica, y esa convicción no se la perdonó la dictadura. Aquel 4 de agosto se dirigía en un furgón a Buenos Aires acompañado por el cura Arturo Pinto, llevaban una carpeta con pruebas del secuestro, tortura y asesinato en Chamical del presbítero francés Gabriel Longueville y Carlos Murias, sacerdote ordenado por Angelelli. Otro vehículo los impactó en la ruta, volcaron y el cuerpo de Angelelli salió despedido. Apareció extendido en cruz sobre el asfalto, boca arriba y con un fuerte golpe en la nuca. Pinto logró sobrevivir y la carpeta, desapareció.
Días antes, Angelelli pronunció estas palabras durante una misa: “¡Cómo quisiera decir a los que les quitaron la vida, a los que prepararon el crimen, a los que lo instigaron: Si es que se dicen cristianos, ¡abran los ojos ante el sacrilegio que se ha cometido, ante el crimen que se ha cometido!” (…)
Luego de 38 años, en julio de 2014 se realizó el juicio en La Rioja por los tres crímenes, donde Luciano Benjamín Menéndez y el comodoro (re) Luis Estrella fueron condenados a prisión perpetua en cárcel común por ser los autores intelectuales.
El reconocimiento oficial a Angelelli llegó en 2009, cuando por ley el Congreso Nacional declaró al 4 de agosto «Día de la conmemoración de la obra realizada por Monseñor Enrique Angelelli». En 2019 fue beatificado por el papa Francisco.