Sigue flameando como bandera a la victoria

“Dios juega a los dados”, es una célebre frase acuñada para explicar que hay personas y hechos que ya están predestinados. La expresión bien cabe para referirnos a un encuentro histórico, el que unió las vidas de Evita y Juan Domingo Perón en aquel enero solidario de 1944 para ayudar a las víctimas del terremoto de San Juan.

Solidaridad, decía Evita, es hacer algo con el pueblo.

Eva Perón fue una luchadora necesaria en el lugar y momento justos, tal vez el desino obró para ser quien con su corazón benefactor, transformara la realidad de millones de argentinos desde la cuna a la vejez.

Perdimos a Evita demasiado pronto; después de superar tantas adversidades, de librar batallas para llegar donde había una necesidad, para dejarnos un legado de justicia social, no pudo sobreponerse a la batalla más difícil en aquel aciago 26 de julio de 1952. Aprendimos, además de sus convicciones, que siempre tendremos que generar nuevas trincheras para hacer frente a los cipayos, que los hay en todas las épocas, quienes siempre van a intentar despojarnos de los derechos establecidos por Perón, conquistados y defendidos con la lucha. Los trabajadores responderemos con la acción para construir ”sobre las cenizas de los traidores, una Argentina pacífica, poderosa y soberana”, como alguna vez imaginó Evita, que no es la misma Argentina que planea Milei: la enajenada, la de serviles “al capital foráneo y sus sirvientes entreguistas”. Estamos viendo hoy como se puede colonizar el pensamiento de muchos, quizás demasiados, pero los que no hemos sido seducidos por cantos de sirena, sabemos que el camino es el de la lucha.

Innumerables veces hemos reflejado la trascendencia de la magna obra social llevada a cabo a través de la fundación Eva Perón, gracias a la cual los argentinos más desprotegidos tuvieron por primera vez una contención directa y genuina. Nadie quedó afuera, por eso cuando afirmamos que aquella fue una época de felicidad del pueblo, lo sostenemos con la misma certeza de saber que sin trabajo y sin justicia social, no hay dignidad.

Nuestro sentido homenaje y agradecimiento a la compañera Evita y una vez más reivindicamos sus banderas que se agitan en cada lucha.