Ese día se realizó una histórica asamblea con unos 1.500 lucifuercistas
El 6 de marzo de 1967 se materializaba un anhelo de muchos años: se inauguró la nueva sede sindical de Deán Funes 672 y el bautismo fue con una multitudinaria asamblea del gremio. En lo que hoy es el salón auditorio “Agustín Tosco”, se resolvió unánimemente un plan de lucha en respuesta a las cesantías, represión y el ajuste de la dictadura militar por el contundente paro nacional del 1º de marzo.
Se lograba, fruto del aporte de los afiliados, la definitiva casa propia que ha sido y sigue siendo trinchera de importantes articulaciones con el Movimiento Obrero y organizaciones sociales.
En el Eléctrum Nº 109 se reflejaba el feliz acontecimiento que “quedará grabado en la historia de nuestro Sindicato como una de sus fechas más trascendentales”. (ver foto).
Compartimos aquella editorial escrita hace 57 años por Agustín Tosco, entonces Secretario General:
Ese día… “Cerca de mil quinientos compañeros y compañeras realizaron una multitudinaria Asamblea para ratificar su fervorosa solidaridad con el Movimiento Obrero y con nuestro gremio en un instante crucial en la vida de la Nación. En el instante más grave y sombrío que le haya tocado vivir a la Clase Trabajadora en muchos años de su combativa trayectoria por la dignificación del trabajo y una apertura de progreso y bienestar colectivo.
También, el lunes 6 de marzo de 1967, el flamante edificio propio del Sindicato que se levanta en calle Deán Funes 672 y que fue construido con el aporte de todos los compañeros, recibió su bautismo de lucha y fue auténticamente inaugurado por el gremio. En los imponentes muros del inconcluso salón resonaron por vez primera, no las voces propicias de un acto de circunstancias, sino las expresiones estentóreas de una protesta y de una afirmación vigorosa y unánime proveniente de las bases mismas.
La Asamblea se realizó en un instante difícil, particularmente porque vivíamos bajo el impacto de una insólita agresión. Desde días atrás las intimidaciones lanzadas por el Gobierno Nacional contra los trabajadores habían creado sin duda un clima expectante. Durante ese operativo, el Directorio de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba, evidenció ser «un buen aprendiz de brujo” y produjo una Resolución cuyos alcances constituyeron un agravio no sólo para los trabajadores sino también para la propia Organización Sindical, en la persona de compañeros que detentan honrosos mandatos del gremio.
Las secuencias de la escalada gubernamental contra la estructura gremial han encontrado a nuestros compañeros en una sola tesitura: firmeza no exenta de serenidad para defender derechos expresamente consagrados por nuestras leyes liminares.
Y si la intimidación previa al 1° de marzo no impidió de ninguna manera el acatamiento masivo de los trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba al paro general por 24 horas, tampoco las arbitrariedades, amenazas y sanciones posteriores al mismo, concretadas por EPEC, vulneraron ese espíritu de solidaridad que en la jungla de brazos levantados en la Asamblea, consignaba el rechazo de las arbitrarias, represalias y la ratificación de la conducta asumida por la Organización en todo el desarrollo de este proceso”.
