Hoy, utilizando el eufemismo “se cayó la ley”, desde distintos medios de comunicación pretenden soslayar y dejar de lado las innumerables muestras de rechazo a esta normativa plagada de vicios inconstitucionales y antidemocráticos. Fueron los artistas, científicos, investigadores, jubilados, pequeños empresarios y campesinos, colectivos feministas, organizaciones sociales y los trabajadores organizados los que salimos a movilizarnos para detener el autoritarismo y la prepotencia de aquellos, que siendo fieles a los lineamientos del mesiánico presidente, pretendían darle forma a la mencionada ley; no faltaron claro está, aquellos que presentándose como “dialoguistas” y no fueron más que rapiñas colaboracionistas, hicieron su aporte para el intento de retroceso en los derechos que tanto costó conseguir al pueblo argentino, cuando decimos esto, nos referimos que costó sangre, vidas, desapariciones, cárceles y exilio.
Ante la inminente entrega de la soberanía nacional plasmada en las privatizaciones de las empresas del Estado, por poner un ejemplo, y la prepotencia de los libertarios y colaboracionistas, el pueblo organizado presentó batalla desde el primer día en las calles, con cacerolazos, movilizaciones, actividades culturales, etc. Desde el Estado y en la persona de Patricia Bullrich, se respondió a la resistencia popular con una brutal represión y detenciones arbitrarias que perseguían como objetivo el disciplinamiento social, objetivo hasta ahora no alcanzado ya que las movilizaciones autoconvocadas como así también las organizadas por los movimientos y partidos políticos, lejos de amedrentarse profundizaron su presencia en las inmediaciones del Congreso de La Nación, este accionar de las fuerzas de seguridad es uno de los aspectos más peligrosos en materia de libertades constitucionales, también contemplado en la ley, al respecto en una carta enviada por los organismos de Derechos Humanos a los diputados manifiestan entre otros cosas “…Se trata de un regreso a las más oscuras épocas de nuestra historia. La sumisión a través de la represión y el miedo, al convertir en delito el derecho a la protesta y a la libertad de expresión, imponiendo un estado de sitio de hecho, al privarnos de garantías elementales y derechos humanos básicos, como lo es el derecho de reunión o el de opinión. Estableciendo un régimen, en el que las Fuerzas de Seguridad se convertirán definitivamente en el brazo armado de un nuevo modelo de Estado autoritario…” “…Bajo el pretexto de terminar con la crisis económica, su gobierno busca establecer un nuevo orden político, económico, social y cultural en beneficio exclusivo de los grandes grupos económicos concentrados, condenando a la pobreza y a la marginación a las mayorías populares, cediendo soberanía nacional y privando de derechos fundamentales a millones de argentinos y argentinas…”.
Si bien es cierto que el Gobierno Nacional, acompañado de los legisladores colaboracionistas, no va a cesar en su intento por llevar adelante estas políticas contempladas en la mega ley, no debemos dejar que nos roben la alegría de poder expresar que la entrega de la soberanía nacional y el arrebato de nuestros derechos se frenaron entre otras cosas, gracias a la reacción popular.
A 40 AÑOS DEL REGRESO DE LA DEMOCRACIA DECIMOS:
LA PATRIA NO SE VENDE ¡SE DEFIENDE!


