Sé parte del cambio

Por Cro. Federico Figueroa(U.A. Energía Digna y presidente de la Fundación Darte Argentina)

No somos el planeta más grande, ni el más pequeño, somos una singularidad, un milagro suspendido entre el fuego y el hielo. La Tierra, tercer punto de luz en el sistema solar, la casa de lo posible.

Vivimos entre seres sintientes, respiramos junto a árboles que no caminan y mares que no duermen. Somos parte de una biodiversidad que no nos pertenece, pero que nos sostiene. Y hoy, esa casa está enferma. La Pachamama tiene fiebre, el equilibrio que tardó millones de años en formarse se tambalea por nuestra prisa. El virus no vino del espacio, no lo trajo ningún meteorito, el virus tiene nombre humano: cambio climático.

Sequías que parten la tierra, incendios que devoran la memoria, mares que se vuelven ácidos, glaciares que se desvanecen como si nunca hubieran existido. El permafrost se derrite (suelo, roca o sedimentos congelados) y con él, los secretos del tiempo. ¿Quién lo provocó? Nosotros. Con cada motor encendido, con cada bombita que no apagamos, con cada compra que no necesitamos. Los gases de efecto invernadero -CO₂ CH₄ N₂O- no son fantasmas, son huellas. Y cada uno de nosotros las deja, aunque no las veamos.

La electricidad y el transporte son los grandes emisores y detrás de ellos, los combustibles fósiles: la venganza de los dinosaurios. Nos dieron su cuerpo y nosotros lo convertimos en humo. Pero no todo está perdido, porque también somos capaces de sanar, de revertir la venganza, de encender una luz sin quemar el futuro.

Cada gesto cuenta, cada decisión transforma, cada uno de nosotros puede ser una parte del héroe colectivo que necesitamos. No hace falta volar, hace falta elegir.

El celular que tienes, que tengo en mis manos resume muchas de las injusticias ambientales del mundo; para fabricarlo se extraen minerales raros como coltán, indio (mineral metálico) y litio, muchas veces con contaminación, explotación infantil y destrucción de ecosistemas. Lo cambiamos cada dos años, lo cargamos dos veces por día, lo usamos incluso cuando no lo necesitamos.

Es por eso que tenemos que apagar los artefactos, compartir, reciclar, reusar, reparar. Moverse con conciencia, usar la energía como si fuera sagrada porque lo es.

El cambio climático no es sólo ambiental, es social, es ético. Es existencial.

Y vos, que estás leyendo esto, tenés el poder de cambiar el rumbo. No porque seas perfecto, sino porque SOS parte.

El planeta no necesita héroes de película, necesita personas reales, con coraje, con ternura y con ganas de dejar una huella distinta.

Entonces, ya tenes una respuesta a la pregunta: ¿qué debo hacer ante el cambio climático?