Salud. Por Santiago Rafael Benito DOLCE – Médico del Trabajo

El aire no se ve, pero lo respiramos cada segundo. En él pueden viajar partículas invisibles, polvos, gases o vapores que, poco a poco, impactan en nuestros pulmones y en nuestra salud.

Nuestros trabajadores, a lo largo de su vida laboral, han estado expuestos a distintas condiciones:

  • Polvo de instalaciones y obras.
  • Humos de soldadura o gases en tareas técnicas.
  • Ambientes cerrados con poca ventilación.

Aunque parezca algo menor, el aire contaminado en el lugar de trabajo puede generar desde irritaciones simples hasta enfermedades respiratorias crónicas, que muchas veces se descubren años después.

En Salud Ocupacional, cuidar la salud respiratoria significa:

Evaluar riesgos en el ambiente laboral (qué se respira, en qué concentraciones).

Promover el uso de protección respiratoria adecuada en quienes siguen activos.

Controlar periódicamente la función pulmonar, a través de estudios como la espirometría (estudio para evaluar la función respiratoria).

Los efectos respiratorios no siempre aparecen de inmediato. Un trabajador puede retirarse con aparente buena salud y, al cabo de unos años, presentar tos crónica, falta de aire al esfuerzo o diagnósticos como EPOC o asma ocupacional.

Es clave que también los jubilados realicen sus chequeos médicos, incluso cuando ya no estén expuestos.

Recomendaciones prácticas

No fumar: el tabaco multiplica el riesgo.

Realizar actividad física moderada para fortalecer los pulmones.

Controlar periódicamente la salud respiratoria, con espirometría o consulta clínica.

Consultar ante cualquier tos persistente, silbidos en el pecho o dificultad para respirar.

Respirar bien es algo que damos por hecho… hasta que falta el aire. Cuidar los pulmones en el trabajo y después de la jubilación es invertir en calidad de vida.

Porque lo invisible -el aire- también puede marcar la diferencia entre una vida sana y una vida con limitaciones.

Recordá que ninguna nota reemplaza la consulta médica.

Ante cualquier duda, hablá con tu Médico de cabecera o Profesional de confianza.

Prevenir también es cuidarte… y cuidar a quienes te rodean.