72 años de su paso a la eternidad
En un nuevo aniversario de uno de los momentos de mayor tristeza que vivió el pueblo trabajador, recordamos a la inolvidable compañera Eva Perón que el 26 de julio de 1952 pasaba a la inmortalidad.
Siempre que hablemos de Evita sólo tendremos palabras de admiración y agradecimiento, no sólo por consagrarse a una extraordinaria e infatigable labor que llevaron adelante junto al presidente Perón, como la obra social de la fundación Eva Perón, el derecho a voto de la mujer, los derechos de la ancianidad (hoy con rango constitucional), sino también por interesarse y brindarse a los trabajadores y a los más necesitados.
Su pérdida siempre pesará; tal vez, si su vida no se hubiese apagado tan pronto, otro hubiese sido el curso de la historia, porque Evita tenía un poderoso influjo marcado por su carácter, decisión y energía.
Como trabajadores reivindicamos sus banderas, levantadas primero por los trabajadores y dirigentes sindicales que nos antecedieron y que hoy nosotros enarbolamos, para que se sienta en cada lucha su espíritu justicialista.
Creemos que el mejor homenaje va más allá de mantener viva a Evita en la memoria, es sobre todo recoger su legado y llevarlo como bandera a la victoria.
Su pensamiento es parte de ese legado al pueblo que permanentemente es necesario atizar, más en tiempos donde sin dudas la patria está en riesgo.
«Nuestra patria dejará de ser colonia, o la bandera flameará sobre sus ruinas. Sobre las cenizas de los traidores construiremos una Argentina pacífica, poderosa y soberana y una masa de trabajadores unida y feliz como ninguna en el mundo.
Queremos el bienestar (…) y la grandeza de esta patria (…) y que todos debemos defender como la más justa, la más libre y la más soberana de la Tierra».